viernes, 9 de abril de 2010

Francisco José de Obando

(Francisco José de Obando y Solís; Cáceres, 1698 - costa de Acapulco, 1754) Militar español, gobernador de Chile y de Filipinas. Fue militar y marino de la alta nobleza española, pues tenía el título de marqués y caballero de la Orden de Calatrava. Sumamente inteligente y culto, tenía una excelente biblioteca, por el número y la calidad de los libros que atesoraba. Obtuvo los galones de mariscal de campo y comandó la Escuadra Real en las Antillas en 1736.

Más tarde viajó al Virreinato del Perú, donde permaneció un tiempo estudiando los antecedentes del conflicto mapuche del Reino de Chile, para luego dirigirse, vía marítima, a Santiago. El entonces gobernador de Chile, José Manso de Velasco, designado virrey del Perú, lo nombró interinamente en su reemplazo, mientras el rey designaba a un nuevo gobernador en propiedad (4 de junio de 1745). Su administración duró hasta que el teniente coronel Domingo Ortiz de Rozas asumió el cargo el 25 de mayo de 1746.

Durante los diez meses que duró su gobierno, se dedicó a continuar los trabajos en obras públicas de la administración anterior. Especial interés puso en la reconstrucción de los tajamares del Mapocho, en Santiago, lo que siempre había dado grandes problemas a las autoridades coloniales por los peligrosos desbordes invernales. La reconstrucción de la cárcel, incendiada poco antes, fue también obra de su período.

La sublevación de los mapuches, en cooperación con los pehuenches de ambos lados de la cordillera y con los indios pampas que asolaban territorio transandino hasta las inmediaciones de Buenos Aires, hizo que tomara medidas para promover un tratado de paz que evitara los continuos asaltos a las propiedades rurales con robos de mujeres, enseres y ganado. Este tratado, que no tuvo efecto práctico, lo firmó su sucesor en Tapihue en diciembre de 1746, cuando él ya había dejado el cargo.

A su regreso al Perú se hizo cargo de la comandancia de la flota del Pacífico, para luego ser designado gobernador y capitán general de las Filipinas. Sin embargo, no pudo asumir el nuevo cargo hasta 1750 debido a los graves problemas en el transporte marítimo causados sobre todo por la presencia de piratas y corsarios que asolaban las aguas del Pacífico Sur.

En virtud del tratado de alianza firmado por su antecesor en el cargo, fray Juan Arrechederra, con el sultán de Joló, el nuevo gobernador procedió al cumplimiento de lo pactado (restituir en el trono de Joló a Alí Muddín, ahora Fernando I tras convertirse a la fe católica).

Para ello organizó la partida de una flota que tuvo previamente que vencer la resistencia de los joloanos, renuentes a aceptar como príncipe a un cristiano. Sin embargo, desconfiando de las verdaderas intenciones de Fernando I, Obando mandó su arresto y devolución a Manila, además de reducir a esclavitud a los miembros del séquito del sultán (octubre de 1751).

Entre otras medidas, Obando impulsó la enseñanza del español en las escuelas primarias de todo el archipiélago, pero a costa de reprimir el uso de las lenguas nativas, dando órdenes expresas en este sentido. Debido a su talante poco conciliador, este gobernador también se vio envuelto en disputas con el arzobispo de Manila y la Real Audiencia de la capital filipina, lo que le granjeó poderosas enemistades.

Así, en el momento de ser relevado del cargo por su sucesor Pedro Manuel de Arandía (19 de julio de 1754), fue sometido a un severísimo juicio de residencia que dictaminó su culpabilidad en varios de los cargos presentados. Condenado a la pena de prisión, falleció durante la larga travesía que le conducía a México.

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