(Tito o Titus Oates; Oakham, 1649 - Londres, 1705) Religioso inglés, famoso por las acusaciones que emitió en contra de los católicos romanos en el año 1678, durante el reinado de Carlos II.
Hijo de un pastor bautista, Samuel Oates, realizó sus primeros estudios en Merchant Taylor School de Londres. Expulsado aproximadamente dos años más tarde, en 1667, completó su formación en una escuela situada en las proximidades de Hastings, tras lo cual se trasladó a Cambridge.
Ya en la universidad estudió sucesivamente en las escuelas de Goinville, Caius y Sant John, pero no tuvo mucha fortuna, ya que fue expulsado repetidamente y finalmente decidió ordenarse pastor de la Iglesia Anglicana, con el fin de evadirse de las numerosas deudas que había acumulado durante estos años.
Destinado a la vicaría de Bobbing en marzo de 1673, apenas un año después abandonó su puesto de forma precipitada, puesto que fue acusado de haber cometido perjurio. Mientras esperaba para ser juzgado fue encarcelado en la prisión de Dover, de la cual consiguió escaparse poco tiempo después. Perseguido por la justicia, logró llegar a Londres, donde solicitó incorporarse a la marina mercante como capellán de navío. Pero una vez más los problemas de disciplina de Oates obligaron a sus superiores a expulsarle de la Marina, apenas un año después.
Algún tiempo después Oates formó parte del servicio del sexto duque de Norfolk, Enrique Howard. Posiblemente por la influencia que ejerció sobre él, Oates abandonó la Iglesia Anglicana y decidió hacer carrera en la Iglesia Católica en el mes de marzo de 1677. Tras haber conseguido su ingreso, Oates viajó a España y comenzó a prepararse para ser ordenado sacerdote en el Colegio Inglés que los jesuitas tenían en la ciudad de Valladolid, donde sus profesores muy pronto se dieron cuenta de las escasas dotes del nuevo alumno, por lo que fue expulsado cinco meses después. Tras estos acontecimientos, se reclamó su presencia ante el provincial de los jesuitas de Saint Omer, donde tras una breve reunión fue expulsado de la Iglesia Católica.
De regreso a Londres en el año 1678, Oates trabó amistad con Israel Tonge, un conocido antijesuita con el que parece que urdió su plan para desprestigiar ante la opinión pública a esta orden en particular y la Iglesia Católica en general. De este modo ambos comenzaron a publicar numerosos panfletos, en los cuales se hablaba de la existencia de una conjura de los papistas para asesinar al monarca, Carlos II, con el fin de que su legítimo heredero, su hermano el duque de York, ocupara su puesto y restaurara la fe católica romana en toda Inglaterra. Además de la publicación de estos pasquines, Oates decidió poner en conocimiento de las autoridades todos los datos que supuestamente conocía sobre la llamada Conjuración Papista, por lo que el 6 de septiembre de 1678 se presentó ante sir Edmund Berry Godfrey, el cual hizo jurar tanto a Oates como a Tonge que sus acusaciones eran ciertas.
Dichas acusaciones no fueron tomadas en consideración ni en la Corte, ni en el Parlamento en un primer momento, pero Oates fue incorporando poco a poco seguidores a su causa, entre los que se podría destacar al conde de Danby. A pesar de todo la calma en Londres duró poco, puesto que el 12 de octubre de 1678 se produjo la desaparición del juez que instruía el caso, el mencionado Edmund Berry Godfrey, que apareció muerto cinco días después. Pronto todos acusaron a los católicos de su muerte y la histeria se apoderó de la ciudad.
El nuevo giro que habían tomado los acontecimientos benefició notablemente a Oates, el cual fue señalado por todos como el salvador de la patria, por lo que inmediatamente fue llamado a la Corte, donde el monarca le hizo jurar nuevamente frente al Parlamento que todas sus acusaciones eran ciertas. Tras reiterar sus acusaciones se iniciaron numerosos procesos en contra de los católicos; muchos fueron ajusticiados o conducidos a prisión. Oates se mostró satisfecho por su intervención y poco a poco fue confeccionando una lista con los implicados en la trama para asesinar a Carlos II, a pesar de las protestas del duque de York, que además de defender su inocencia intentó que finalizaran las causas abiertas en contra de sus correligionarios.
Tras las duras persecuciones que sufrieron los católicos por toda Inglaterra, la popularidad de Oates fue disminuyendo con el paso del tiempo, ya que fueron muchos los que comenzaron a detectar notables contradicciones en su historia. En 1684 fue condenado a pagar una multa de 100.000 libras por las acusaciones que había lanzado en contra el duque de York. Apenas un año después (1685), cuando el duque llegó al trono como Jacobo II, Oates fue detenido y condenado a cadena perpetua por perjuro tras haber sido torturado públicamente.
En el año 1688 Oates fue liberado por orden del nuevo monarca, Guillermo III de Orange, el cual como firme protestante estableció que, en compensación por los años que había permanecido en prisión, la corona debía otorgarle una pensión vitalicia. Tras abandonar, el presidio Oates continuó con sus anteriores actividades, aunque en ningún momento gozó del prestigio que había alcanzado con anterioridad. Solo y abandonado por sus antiguos compañeros, algunos investigadores sostienen que su fallecimiento se produjo por haber contraído una grave enfermedad venérea, aunque la oscuridad que rodeó los últimos años de su vida impide determinarlo con precisión.
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